Hoy, a unos días de empezar a grabar el segundo disco, y como terapia de relajación y desintoxicación (de la buena) de los temas que voy a grabar, me he puesto a escuchar las demos, casi todas grabadas con el móvil en un andén, una tienda, por la calle, abriendo la puerta de casa o susurrando muy suave cuando grababa de madrugada en esas noches que viene una de las canciones a visitarte y decide quedarse hasta que te levantas de la cama. Ha habido cerca de 45 temas que finalmente no entraron en la lista de las 17 definitivas, sin contar las más de 40 que habían quedado fuera del primer disco… En definitiva, una «jartá». Y no porque no sean buenas, si no porque en muchos casos, grababa cuando las otras ya estaban muy avanzadas. Hay auténticas preciosidades en esta carpeta que he llamado «descartadas segundo disco» pero… no descartadas de mi vida. Solo me falta tener tiempo para que suenen como deben, pero realmente hay temas muy, muy, muy interesantes. Así que en cuanto acabe de grabar, sobre mediados de agosto, será el momento de volver a retomar algunas de ellas y mimarlas como se merecen y, por supuesto, dejar que fluyan todas las nuevas que quieran robarme el corazón. Ojalá, algún día pueda trabajar, si no todas, casi todas las canciones que me vienen a visitar. No es componer por componer, no estoy pensando en llenar discos por llenarlos. Estoy pensando en crear canciones, esas minihistorias musicales que son una ficción real o una realidad ficcionada, que hablan de lo que veo, lo que hago, lo que siento o lo que ven, hacen y sienten, o al menos eso me transmiten, aquellas personas que están, pasan o simplemente se cruzan en mi vida. Muchas veces, gente anónima que me transmite un algo, que muy posiblemente no tendrá nada que ver con el algo que él o ella esté pensando en ese momento. Pero… como nunca lo sabrá, qué más da. En fin, en muy poco tiempo, mis nuevas 17 niñas verán la luz y… bueno, ojalá te gusten tanto como a mí.

Besos, abrazos y achuchones varios.

Edu